domingo, 3 de marzo de 2013

EL CASO PISTORIUS Y LA VIOLENCIA EN SUDÁFRICA


En una semana en la que la polémica sobre el caso Pistorious está en el candelero, un articulo de opinión del NY Times nos ha llamado la atención por la interesante perspectiva que plantea sobre el tema, de tal manera que nos amplia la visión sobre la realidad de Sudáfrica, y ello nos permite tener una mayor argumentación de cara a crear nuestro criterio al respecto.
Llora, el país misógino.
By EUSEBIUS McKAISER
New York Times. Febrero 20, 2013
JOHANESBURGO
Es un trágico tópico el que Sudáfrica es uno de los países más violentos fuera de las zonas de guerra. Y por todos los titulares internacionales, el disparo que recibió la modelo Reeva Steenkamp de manos del héroe olímpico Oscar Pistorius es  básicamente una historia muy sudafricana.
El encanto del señor Pistorius, su belleza, talento, así como su rechazo a vivir una vida marginal como discapacitado, han hecho de él el sueño de un comerciante. Y para la frágil Sudáfrica, él era un símbolo de la obsesión del país por la superación de los obstáculos. La historia personal del señor Pistorius nos recuerda la historia milagrosa de ese país, de la liberación desde el apartheid hasta la libertad. Pero, del mismo modo que en Sudáfrica, muchas verdades incómodas  se esconden detrás de la aparente felicidad doméstica entre el señor Pistorius y la señorita Steenkamp.
Habitualmente se asume que la extendida pobreza, una tasa de desempleo del 25% y una profunda desigualdad son los conductores que hay detrás de la violencia en Sudáfrica. Muchos analistas afirman que eso es por lo que países mas pobres de la región, con menores niveles de desigualdad, tienen menos crimen y violencia gratuita. La inigualable desigualdad de la riqueza en Sudáfrica –eso e lo que se argumenta- es lo que alimenta la violencia del país.
Pero el caso del señor Pistorius muestra que la violencia no está limitada a los pobres o se comete solo por los empobrecidos negros en contra de los ricos blancos. El pasado de apartheid de Sudáfrica  normalizó la violencia como medio de manejar los problemas personales y nacionales, y ha creado una nación paranoica y obsesionada con la amenaza del crimen, donde aquellos que poseen los medios se arman en exceso y se disparan a si mismos dentro de sus urbanizaciones cerradas.
Inicialmente, las respuestas a la noticia del arresto del señor Pistorius parecían caer a lo largo de las más familiares deficiencias raciales de Sudáfrica. Comentarios de algunos blancos  en paginas web de noticias indicaban la extendida aceptación de la afirmación de Pistorius de haber confundido a su novia con un intruso y la fácil identificación con el miedo que le llevaría a coger y a disparar una pistola por temor a que un criminal estuviera oculto tras la puerta del baño. Ellos culpan de la “tragedia” a la incapacidad del gobierno -dirigido por negros- para afrontar la epidemia de crimen en el país. La implicación era clara: pero para la incompetencia de los líderes negros para proporcionar seguridad pública, la señorita Steenkamp debería estar viva.
Mientras tanto, algunos negros llamaron a mi programa de radio mostrando el juicio light que se había hecho sobre Pistorius. Ellos me recordaron que los medios de comunicación hablan liberalmente acerca de las acusaciones en contra de líderes negros, como el millonario Tokyo Sexwale, quien fue acusado de abusar de su mujer. Su impulso de juzgar de este modo a Pistorius, es, en parte, conducido por el deseo de mostrar que el hombre blanco –aparentemente virtuoso y bueno- es capaz de errar como un hombre negro.
Pero mientras la historia se hace más compleja en las cortes, y la posibilidad de una historia de violencia doméstica aparece, los sudafricanos, blancos y negros, están siendo forzados a responder a la historia de Pistorius con mayor cautela y menor odio.
Se avecina un largo juicio. Pero hay algunas verdades aceptadas. Pistorius ha aceptado que mató a la señorita Steenkamp, pero está aferrado en su afirmación de que creía estar disparando a un ladrón. El equipo de la defensa afirma que el crimen es tan extenso en el país, que el señor Pistorius ha temido por su vida muchas veces y que razonablemente pensaba que los sonidos provenientes del baño eran de un criminal. El gobierno insiste en que esta historia es incompatible con las evidencias forenses de la escena y con los reportes de testigos que oyeron gritos y pelea antes del asesinato.
Es imposible que la defensa de Pistorius se mantenga en las cortes, pero la amplia descripción del caso es indiferentemente familiar para los sudafricanos de todos los ambientes. El señor Pistorius, ha quedado claro, está obsesionado con las pistolas y profundamente paranoico acerca del crimen, tiene un temperamento brusco y ha disparado una pistola en público; en un restaurante, supuestamente por accidente. Según la portavoz del servicio de policía sudafricana, episodios de “naturaleza doméstica” habían sido previamente reportados desde su casa.
La violencia contra las mujeres y las niñas está descontrolada aquí. Justo dos semanas antes de que Ms. Steenkamp fuese disparada, Sudáfrica despertó con la noticia de la muerte de Aene Booysen, una chica negra de 17 años que había sido violada, destripada y dejada morir en un lugar de construcción en un pequeño pueblo de la costa sur del país. Los expertos dicen que una mujer es violada cada cuatro minutos en Sudáfrica. Muchas mueren a manos de sus parejas, hermanos o amigos. La espantosa violación y asesinato de esta chica de 17 años, que además era adoptada, fue encuadrada por varios –incluyendo el editor de uno de los periódicos más importantes- como una historia de lo que pasa cuando la pobreza y la ausencia de padres biológicos reducen la única opción de vivir una vida próspera.
Pero el caso de Pistorius nos muestra que la violencia brutal contra las mujeres es un sufrimiento con igualdad de oportunidades en Sudáfrica: no tiene respeto de si sus víctimas son pobres o ricas, blancas o negras, de ciudad o de campo. Nuestra sociedad está empapada en violencia. Una mujer no está segura ni en una chabola ni en una mansión.
Ser discapacitado o dotado atléticamente, no excluye aparentemente al señor Pistorius de ser como otros tantos innumerables hombres sudafricanos: agresivo y posesivo, con un sentido de propiedad en sus relaciones con las mujeres.
Y esta es la historia real. Parecería que el señor Pistorius es más típicamente sudafricano de lo que su excepcional historia de vida pudiera sugerir.

COMENTARIOS DESDE LA INSPIRACION FEMENINA:
Nos ha llamado la atención el conflicto racial que subyace en toda esta situación. Un problema que sigue estando, a pesar de que el apartheid “desapareció” hace años. La situación real de una violencia escandalosa hacia la mujer en un país en donde se considera que la violencia está unida al concepto de negritud y de pobreza. Este artículo desenmascara que la elite del país también cuenta con un importante contingente violento.
Los datos de la violencia contra la mujer en Sudáfrica son  escalofriantes: una violación cada cuatro minutos, una mujer es asesinada cada seis horas, lo que supone seis veces más que la media global. También tenemos datos de un estudio realizado por el Consejo de Investigaciones Medicas (MRC en ingles), el cual reveló que 1 de cada 4 hombres habían violado en su pasado reciente, muchos de ellos habían agredido a más de una mujer, y uno de cada diez había participado en violaciones en grupo.
La violencia contra la mujer en Sudáfrica es mucho mayor de la media habitual y no se puede atribuir a una causa única, sin embargo “Se puede aludir a la teoría de Frantz Fanon: un país colonizado, brutalizado, en el que los oprimidos acaban emulando a sus opresores; se puede aludir a la represión violenta y disgregación familiar del apartheid; a que vivimos en una sociedad terriblemente patriarcal que se ve amenazada; a la persistencia de estereotipos referentes a lo que se espera de un niño y de una niña; a comunidades pobres, con mucho desempleo, drogas y alcohol”
Desde la Inspiración femenina el caso de Pistorius nos llama a pensar en algo que hemos repetido de una u otra manera: La mujer siempre pierde. Y decimos esto, porque fíjense qué desproporción de medios: La fiscalía contaba con la investigación del detective Botha, que presentaba como prueba el testimonio de dos vecinos que aseguraron haber escuchado gritos y discusiones en la casa antes de producirse el disparo. Esta misma semana ha salido a la luz que este detective principal del caso está acusado de siete tentativas de homicidio. Por sus antecedentes, su opinión ya no tienen la misma validez, y ha sido desacreditado, como lo es tantas y tanas veces la opinión de la mujer ante los conflictos. ¡Qué casualidad, que mientras la acusación cuenta con el detective menos apropiado, el señor Pistorius está asesorado por el mejor equipo de abogados de Sudáfrica! Tristemente este caso es como un reflejo de la situación que se da diariamente entre el hombre y la mujer: ella siempre tendrá las de perder.
Otro aspecto que queremos resaltar es la tremenda presión social que hay sobre este caso, porque el señor Pistorius es un héroe. No solamente un héroe nacional, sino mundial, como símbolo de la superación personal. No olvidemos que es un varón, triunfador y, además, blanco, por lo tanto a nivel inconsciente sus acciones van a ser más justificables. En este punto se relaciona con la controvertida figura del personaje de ficción del que hablábamos hace unas semanas: el señor Grey, que gracias a ser un triunfador, se le permiten tener “sombras”. O el mismísimo ex director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn que, a pesar de haber sido acusado durante un tiempo, finalmente fue desacreditada la mujer que lo acusaba de agresión sexual. Que, por cierto, ese caso aún sigue trayendo cola, como mostraba un artículo del pasado jueves:

A modo de culminación, sí nos gustaría resaltar la coincidencia de que este hecho, que ha tenido repercusión mundial, sucedió el pasado 14 de febrero, el mismo día que también a nivel mundial millones de mujeres y hombres nos poníamos en pie a danzar por la abolición de la violencia contra la mujer en el proyecto “One Billion Rising” –comentado en nuestro blog la semana pasada-.
Hechos y coincidencias de este tipo podrían quitarnos la esperanza. Pero hemos de ser conscientes de que nos encontramos ante un proceso de cambio lento que llevará –como dice el dicho- más de mil años y muchos más. Ni este suceso ni ningún otro deben hacernos renunciar a seguir poniéndonos en pie, a seguir danzando y a seguir haciendo proyectos en común. No hay nada que deba detener nuestras intenciones, nuestras propuestas y realizaciones, en aras de la comunión entre hombres y mujeres.

2 comentarios:

  1. No perder la esperanza y mantener nuestras intenciones vivas de un cambio de consciencia en esta humanidad, que somos todos, y así se llegué a una situación donde las mujeres y los hombres convivamos en saludable armonía. Gracias, Inspiradas Mujeres.

    Quería decirles que esta servidora siente una gran responsabilidad ante todos estos sucesos y por ende un compromiso inmenso con todas estas mujeres víctimas de violencia, desaparecidas de forma trágica. Siento que todas ellas están esperando que nuestras consciencias se abran a la dimensión de compasión por compasión.

    Una compasión que nos haga poner de pie y decirnos basta a toda réplica de violencia, por más justificada que nos parezca.

    África -como explicaban los compañeros de Planeta Dolores- está viviendo una realidad equiparada a América Latina de hace 200 años, saliendo de una reciente colonización y dominio, pero hay un punto adicional con este continente, esa colonización sigue viva a través de los medio de comunicación, de la diseminación de drogas y alcohol en dicho continente, y de las guerras intestinas que se "crean" entre sus pueblos.

    La introducción de drogas, alcohol, cine y musicales en países empobrecidos por sistemas de explotación mundial, son armas de estos sistemas. Aquí en América Latina también se vive en violencia gracias a esos “motivadores libres” que llegan prontamente a los jóvenes creando “hombres violencia” y “mujeres sufridas”, con el agravante de que ellos creen que ese estado es lo natural. No se dan cuenta que están siendo “manipulados” a desaparecer, llevándose en su camino a sus parejas e hijas.
    Tenemos un minusválido sistema educativo, donde no se alerta de manera consciente a los jóvenes sobre esos depredadores de sus mentes y conciencias. Creo que serviría, mostrarles prontamente que caer en esos espacios no es una libre elección sino que es ser como ratón que cae en la trampa.

    No podemos esperar de los sistemas de poder. Nos hemos equivocado en darle al poder la posibilidad de educar a nuestros hijos.

    Si las mujeres dialogamos de estos temas y nos hacemos conscientes de la necesidad de cambio, tenemos la posibilidad de formar hombres con consciencias de bondad, que nuestros hijos, hermanos, sobrinos, amigos, novios, parejas se sensibilicen con las mujeres que padecen violencia en el planeta y renuncien por amor a ellas, a replicar violencia, más para ello es necesario sentir que amamos a todas ellas, sentir una fuerza de amor entre nosotras que nos con-mueva a hablar por otras - las que no pueden hablar- y hacer por ellas en las dimensiones del milagro. Por todas ellas que habitan este planeta, africanas, asiáticas, europeas, latinas, americanas… por cada niña que nace... en todo el planeta...
    amén


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estamos de acuerdo, el sistema educativo hace aguas por todas partes. ¡Ojalá se empiece a educar de otra forma a niños, jóvenes y adultos!!!!
      Muchas gracias por tu comentario

      Eliminar